Mi primer mes en el voluntariado
Hace un mes inicié una nueva etapa de mi vida: el voluntariado. Esta experiencia me ha permitido compartir tiempo con niños y niñas, enseñándoles mucho acerca del amor de Cristo, ademas de reforsarles en las matemáticas y comprensión lectora. Desde entonces, cada día ha estado lleno de aprendizajes, sonrisas y retos que me motivan a seguir adelante. Nunca imaginé cuánto podía aprender también de ellos.
En este tiempo he conocido a tres niños que todavía no saben leer. Uno de ellos cursa segundo grado de primaria, y otro, primer grado. Aunque al inicio puede parecer un reto, he descubierto que con paciencia, dedicación y cariño, es posible abrirles una puerta hacia el aprendizaje. Ver sus sonrisas cuando logran leer una palabra o resolver un problema sencillo me motiva a seguir.
En los próximos días tendré la oportunidad de visitar a más niños en Namora, Cajamarca, acompañado por el pastor de mi iglesia. Estoy emocionado porque sé que cada lugar trae nuevas historias, desafíos y momentos de aprendizaje mutuo.
El voluntariado no es solo dar, también es recibir. Enseñar a los niños me recuerda la importancia de la educación, pero sobre todo, de la esperanza. Quiero seguir creciendo en este camino y aportar mi granito de arena para que más niños puedan aprender, soñar y creer en un futuro mejor.

 
 
 
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